‘Valor añadido y sostenibilidad gracias a la innovación agro enfocada a Vida Sana’

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El mercado de los nutracéuticos crecerá casi un 50% hasta 2028 a nivel global

Según la Organización Mundial de la Salud, una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada), combinada con el ejercicio físico regular, es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental y reducir la productividad.

Desde hace años, sabemos que la dieta y el estilo de vida tiene un gran impacto en nuestra calidad de vida y en la prevención de enfermedades. Una dieta saludable, variada y equilibrada aporta al organismo los nutrientes suficientes para su correcto funcionamiento. Sin embargo, los nuevos estilos de vida han hecho que se abandonen determinados hábitos de alimentación saludable, lo que ha provocado la necesidad de contar con suplementos alimenticios para contrarrestar ciertas deficiencias de nuestra dieta, mejorar la salud o reducir el riesgo de contraer determinadas enfermedades.

La preocupación por una alimentación sana ha ido en aumento en los últimos años y la pandemia de la COVID-19 ha actuado como catalizador para acelerar el interés por alimentos personalizados, saludables y funcionales.

Aunque ningún alimento ni suplemento dietético puede prevenir ni curar la COVID-19, una alimentación saludable es importante para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Durante esta pandemia, muchas personas han buscado protecciones adicionales a través del consumo de diversos suplementos dietéticos y nutracéuticos. Los alimentos nutracéuticos se han convertido en una alternativa para fortalecer el sistema inmunológico, objetivo que el consumidor actual busca de manera prioritaria. Según un estudio de AORA Health, el mercado de los nutracéuticos crecerá casi un 50% hasta 2028 a nivel global, con un incremento anual del 8,6% en los próximos siete años.

En Andalucía, hay un nutrido número de empresa biotecnológicas dedicadas a la investigación y desarrollo de nuevos principios activos, nutracéuticos y alimentos funcionales. Entre estos ingredientes, se encuentra el uso de probióticos, aceites ricos en omega 3 o los obtenidos a partir de productos vegetales como el ajo, la soja, la algarroba, el romero o berries.

En los últimos años, se ha incrementado además el número de investigaciones para la obtención de compuestos bioactivos a partir de subproductos del sector agrícola, lo que permite revalorizar esos subproductos y obtener un beneficio adicional para las empresas. Esta revalorización permite, a su vez, un uso más eficiente en los recursos naturales disminuyendo el impacto ambiental, potenciando la economía circular y la bioeconomía. Algunos de estos ejemplos los encontramos en el aprovechamiento de subproductos como la hoja de olivo, subproductos del aguacate, de los cítricos o de la uva.

Mejorar la protección cardiovascular, fortalecer el sistema inmune, mejorar el desarrollo cognitivo o su capacidad antioxidante son algunos de los beneficios para la salud que ofrecen estos ingredientes.

Las empresas del sector alimentario y del sector agrícola pueden aprovechar la situación actual y ver en ella una oportunidad de generar mayor valor añadido en sus productos de manera que se relacionen como aliados para la salud. Andalucía tiene un gran potencial en el sector agrícola y, por tanto, un gran potencial en el desarrollo de compuestos bioactivos, nutracéuticos y alimentos funcionales.

Andalucía tiene un gran potencial en el sector agrícola y, por tanto, de desarrollo de compuestos bioactivos, nutracéuticos y alimentos funcionales

Este interés de los consumidores por una alimentación más sana ha afectado también a la demanda de productos más saludables, seguros y sostenibles. Uno de los mayores retos de la industria agroalimentaria para los próximos años es conseguir una alimentación sostenible, basada en una agricultura que garantice alimentos seguros y saludables con un nivel de compuestos bioactivos adecuados y producir cantidad suficiente para atender de manera sostenible la creciente demanda de alimentos (9.700 millones de personas en 2050, según datos de la ONU).

En relación con la alimentación saludable, se puede hacer mucho por la sostenibilidad. La implantación de un nuevo modelo de agricultura ecosostenible, que garantice la productividad, la calidad y la sostenibilidad de los cultivos es ya una realidad en la agricultura. El agricultor dispone cada día de más herramientas para hacer posible una mejora de la productividad asociada a una eficiencia en el uso de los recursos.

Nuevamente, Andalucía cuenta con un importante número de empresas que desarrollan productos alternativos a los fertilizantes y pesticidas tradicionales, con el objetivo de mantener la fertilidad del suelo, aumentar la biodiversidad e incrementar la productividad y calidad de los cultivos, aportando un alto valor añadido a los mismos. Se trata de productos basados en compuestos naturales, respetuosos con el ecosistema e inocuos para la salud humana.

Así, encontramos empresas que fabrican biofertilizantes, bioestimulantes o biopesticidas basados en diferentes tipos de microorganismos (microalgas, hongos o bacterias), nutrientes, y otros insumos. El uso de estos productos no solo mejora la productividad del cultivo, también mejoran la calidad del suelo, lo que repercute en la calidad de la fruta y la verdura que llega a los supermercados.

Esta agricultura ecológica desempeña un papel fundamental en la consecución de la recuperación de Europa, que debe ser verde y digital. En su estrategia “del campo a la mesa” y la estrategia de biodiversidad, la Comisión ha definido el objetivo de que “al menos el 25% de las tierras agrícolas de la UE se dediquen a la agricultura ecológica para 2030”. Este tipo de agricultura tiene un papel importante para la consecución de al menos 8 de los 17 de los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.

La agricultura ecológica no ha dejado de crecer en la última década. Casi la mitad de la superficie ecológica certificada en España se encuentra en Andalucía, 42,5% del total. La pandemia ha impulsado el crecimiento de productos ecológicos, especialmente en determinadas categorías, lo que pone a Andalucía a la cabeza en la producción de estos productos.

De estas y otras importantes líneas de trabajo, se está hablando en diversas jornadas enmarcadas en la iniciativa “Encuentros para la Transferencia” que CTA pone en marcha con objeto de incrementar las colaboraciones directas en I+D+i entre la Universidad Pablo de Olavide y las empresas.

En resumen, la pandemia ha hecho cambiar los hábitos de los consumidores aumentando su interés por el bienestar. Como resultado de estos cambios de actitud, los consumidores buscan ahora adquirir alimentos que promuevan el bienestar a la vez que minimizan el impacto en el medio ambiente. Estos cambios suponen una gran oportunidad para las empresas andaluzas que trabajan desde hace años en la investigación y desarrollo de nuevos compuestos bioactivos, nutraceúticos, alimentos funcionales, biofertilizantes, bioestimulantes o biopesticidas.

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