La industria turística termal no se relaja
Baños termales en un balneario de Castilla y León.
El turismo termal tiene tirón en especial en territorios como Castilla y León, donde cada vez más confluyen distintos factores, como son la disposición de diversas localizaciones dotadas de agua declarada de utilidad pública con una composición especial enclavadas en un entorno geográfico natural que posibilitan que el turismo termal se posicione como un sector emergente en la Comunidad.
Casi todas las provincias que la componen cuentan con alguna estación termal en la que la combinación de salud y descanso es la seña de identidad de la casa. Así ocurre en el balneario de Almeida, en la provincia de Zamora, que cuenta con un agua sulfurada mixta declarada de utilidad pública en el año 1890 y donde la familiaridad se respira en sus habitaciones en plena comarca de Sayago. Este pequeño enclave de descanso factura anualmente cerca de 400.000 euros y dedica el 30% de los beneficios a inversión en ampliación y mejora de infraestructuras, según afirma su director, Remigio Cosalbes.
Perfil del turista
La población nacional a partir de 55 años es la más habitual de este tipo de establecimientos. Además, suelen visitar estos balnearios en pareja y las mujeres conforman el público más interesado en los circuitos de estética. El segmento de usuarios a partir de los 30 años también acude a los balnearios buscando no sólo relax sino también actividades deportivas relacionadas con el turismo activo, una opción de ocio en la que el entorno geográfico de Castilla y León se presta a la explotación de este recurso turístico cada día más en alza. No en vano, en este tipo de instalaciones, según comentan desde el balneario de Ledesma, en la provincia de Salamanca, “es necesario vincular ambas ofertas para hacer todavía más apetecible visitar, porque nunca viene mal complementar el descanso con la actividad”.
Pero no todo es estética, las propiedades curativas de diferentes dolencias y afecciones del cuerpo que tienen las aguas minero-medicinales vienen de tiempo atrás. Ya a principios del siglo XX comenzaba a desarrollarse un incipiente gusto por los tratamientos naturales a través de inmersiones en aguas con una composición específica que, entre las clases adineradas, era sinónimo de distinción y exclusividad. Ahora, los parámetros en cuanto a la clientela de estos centros de descanso y relax han cambiado, siendo una alternativa de salud asequible para cualquier bolsillo con ganas de invertir en bienestar para uno mismo.
Mientras la mayoría de las empresas que se dedican a este sector son privadas, en Salamanca el balneario de Ledesma está en manos de la Mutualidad Laboral de la Minería Asturiana del Carbón, lo que proporciona unos “precios sociales” a todos los socios de la mutua que, junto con las ofertas para los grupos del Inserso, hacen que se acerquen a este balneario salmantino cerca de 3.000 clientes.
Fachada del balneario Palacio de las Salinas en Valladolid.
Las administraciones públicas también tienen que ‘tirar del carro’. La opinión generalizada del sector es que aún queda mucho por hacer en este campo, puesto que la reducción de presupuesto en la Administración autonómica hace que la promoción se centre cada vez más en otro tipo de plataformas como ferias de turismo. También es fundamental las colaboraciones entre asociaciones del sector para, así, ir de la mano en eso de apoyar y dar visibilidad al sector. Y es en esta tarea de difusión donde tiene gran importancia el boca a boca. El sector termal también valora positivamente el eco que ofrece una buena campaña de Marketing, pero siempre vinculada a la experiencia personal de los clientes.
Aunque la crisis afecta en mayor o menor medida a todos los sectores de la economía regional es, quizá, el turístico el que mejor esté “capeando el temporal”. Esto es posible “manteniendo los precios, controlando los gastos y proporcionando la misma calidad en el servicio y en los tratamientos”, aseguran empresarios del sector termal. La consolidación del sector vendrá de la mano de estas premisas, que posibilitarán un reforzamiento y un posicionamiento respecto al resto de la oferta turística de salud del resto de España.
Cristina González Navas.



