Javier Cañada, diseñador de interacción: “En diseño en España importa más la carrocería que la ingeniería”
A su madre le dice, para que le entienda, que él es quien decide lo que pasa en la pantalla. Javier comenzó a trabajar en Diseño de Interacción en una consultora internacional de origen sueco, IconMedialab allá por el año 2000, cuando eran muy pocos los que se dedicaban a esa disciplina en España. Después, llegaría Indra durante unos meses y a continuación The Cocktail, de cuyo equipo inicial formó parte. Fundó con Jesús Encinar y Bernardo Hernández de la web 11870.com hasta que, la misma semana en la que nacía su hijo, dejaba la empresa y decidía establecerse por su cuenta. Comenzó con un curso de Diseño de Interacción minoritario cuya reputación no ha hecho sino crecer como la espuma desde entonces. De hecho, hoy –va por la cuarta edición–, selecciona ocho candidatos entre el medio centenar de solicitudes que le llegan cada año y, tras los seis meses de formación, la mayoría encuentra trabajo.
M. Martínez García I maria.martinez@mercados21.es I Sigue al autor en @m_pinciana I 15/05/2013
Javier Cañada es director de Vostok Studio, fue ponente del pasado TEDxValladolid con una charla titulada La belleza de la creación individual, y trabaja junto a tres profesionales en un acogedor estudio al que dio el nombre de la primera misión que envió un hombre al espacio, Vostok, que significa “lugar por donde sale el sol”. Vamos, que el componente de lanzarse a territorios inexplorados tuvo mucho que ver. “No soy nada bueno delegando”, admite, “por eso el estudio es pequeño”. Algo que le permite seleccionar los proyectos que acepta, ya que no puede abarcar todos los que le ofrecen. Es un privilegiado, pues, por poder elegir para quién y en qué trabajar. Lo ha hecho, desde siempre, con un estilo de diseño lógico y racional. Es, además, socio de la productora Riot Cinema, responsable de la película El cosmonauta, realizada gracias a crowdfunding.
Fotografía © TEDxValladolid 2012 Bajo Licencia CreativeCommons CC BY-NC-ND (2012)
“Soy un diseñador aterrizado”, ha dicho.
Estudié Ciencias Políticas y Sociología en Granada y de ahí me fui con una beca a la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos). Me gustaban las Ciencias Sociales pero también mucho la Tecnología y no sabía cómo hacerlas coincidir. Allí está Microsoft y era un polo tecnológico muy importante. Tuve mucha suerte por dos motivos. En primer lugar, porque pude elegir asignaturas de Nuevos Medios y Sociedad, sobre la relación de las personas con la Tecnología, con profesores muy buenos que a los undergraduates como yo nos invitaban a estar en clases donde había profesionales del sector. Eso me llevó a conocer a personas muy interesantes. Y, en segundo lugar, un día coincidí con el responsable de reclutar usuarios para pruebas de usabilidad de Microsoft. Me preguntó si era extranjero porque estaban haciendo un estudio con jóvenes de diferentes países y me invitó a participar. Por supuesto, acepté, entré en contacto con la empresa y al volver a España comencé a trabajar en el sector.
Porque tuvo que volver…
Sí. Me faltaba un año de carrera y fue desesperante. Aquí había un profesor que daba Sociología e Internet y era una cosa muy casposa. Pero monté un negocio con un compañero de piso en Granada, una guía de ocio de los bares de ambiente gay de la ciudad. Él hacía la labor comercial para que los establecimientos pusieran dinero en función de su espacio en la web y yo era el diseñador informático. Así pagábamos el piso, la conexión a Internet… Allá por 1999.
La cartera de clientes de Vostok Studio es envidiable.
Tenemos alrededor de un 75% de clientes nacionales, pero por ejemplo hemos hecho ya cuatro proyectos con Google en Estados Unidos, con Zagat, las guías de ocio de las capitales americanas más importantes, con Channel Four en el Reino Unido y alguna cosa con empresas en Eslovenia, por ejemplo. Pero el core del negocio está aquí. No nos fijamos en el tamaño de la empresa sino en su filosofía y en lo importante que sea el proyecto para ellos. Ahora mismo estamos rehaciendo casi todo el online de Globalia y hacemos cosas que se pueden considerar más pequeñas, como la web floresfrescas.com de Bernardo Hernández, que fue director de Marketing de Google. Hay dos formas de entender el diseño. Si tomamos como ejemplo, qué se yo, una botella de ginebra, resulta que puedo diseñar la etiqueta y embellecer el producto o realizar el diseño del producto, de la ginebra. Pues bien, queremos ser los segundos porque entonces somos el negocio. La caja de galletas cambia casi todos los años; la galleta, no. O sí, pero mucho menos. Nos orientamos por tanto más al diseño industrial y de producto que al gráfico y cualquier cliente que lo entienda así, nos interesa. Si el diseño lo lleva su departamento de Marketing, ya no tanto. Trabajamos con startups como filmin.es, con la web de viajes Minube… Hemos desarrollado una aplicación para iPhone que ganó un premio a la mejor del año, para BBVA hacemos bastantes cosas, casi siempre para su división de I+D, para Ducksboard…
¿Y en qué está involucrado el estudio en estos momentos?
En aplicaciones móviles para Minube como entorno social de viajes. Puede apetecerme por ejemplo el color marrón, el otoño, y entonces la herramienta te enseñará fotos de lugares con ese color. O tengo tres días para viajar, o voy con niños, o se trata de una escapada romántica… Ayudamos a decidir. Está funcionando bien porque se ha llegado a los tres millones de descargas de las apps móviles y están empezando a entrar con potencia en Estados Unidos. Además, desarrollado una aplicación propia llamada Caoba con la que queremos dar una vuelta de tuerca a las webs de dating. Mucha gente entra porque es nueva en la ciudad, no tiene tiempo libre… y quisimos ver qué hacen mal esas páginas para que a muchos no le interesen o se den de baja. Llegamos a la conclusión de que a menudo, subes un par de fotos pequeñas y te describes de una manera que hace que todo el mundo que aparece sea muy similar. El cine y otras aficiones son comunes, pero lo que nosotros queremos saber es lo que hace diferente a cada uno. Por eso, en Caoba casi todo es a través de la imagen dado que el primer gancho es visual. Cuando alguien que aparece llama la atención de otro usuario, éste ve muchas más fotos pero no de esa persona, sino de lo que le gusta. Discos, paisajes… Con eso contamos mucho más que escribiendo, en general, porque lo hacemos mal, resultado de leer nada. Introducimos preguntas con chispa y las respuestas pasan a los perfiles de forma muy sencilla. Del tipo, si tuvieras que elegir una parte de tu cuerpo, ¿cuál sería? Y se dan opciones. Otras veces, ofrecemos consejos básicos, desde cómo entablar un contacto a cómo ir elegante a una cita. Sobre una foto de alguien puedes iniciar una conversación, con ella como excusa, como si fuera un whatsapp. En el resto de ecosistemas más clásicos de hacer contactos, iniciar una conversación es algo mucho más frío. Tiene gracia, no es una red chabacana e intenta dar solución a una necesidad cada vez mayor, que es la de conocer gente cuando dispones de poco tiempo y de otros sectores que no sean el tuyo. Está en la AppleStore para iPhone, de momento gratuita. Es un entorno muy estigmatizado y cursi, lleno de tópicos y nosotros introducimos humor. ¿Qué problema hay si la gente usa incluso LinkedIn y Twitter para ligar?
Fotografía © TEDxValladolid 2012 Bajo Licencia CreativeCommons CC BY-NC-ND (2012)
Sí. Me he dado cuenta de eso cuanto más grande ha sido la organización para que la que he trabajado. Has de poner en común ideas cuando has parido un concepto, pero has de dar entrada a las propuestas de otros porque tienen que sentirse parte del proyecto, e importa más que hagan algo que la calidad de su participación. Así, las cosas no salen como deberían. Cualquier idea es mucho más bella y compleja en tu cabeza frente a cómo la verbalizas y si además la sometes a bombardeo de criterios diferentes al tuyo… Da igual que se llame co-creación o design thinking. Al que es capaz de mucho, dale poder, no le pongas trabas con ideas de otros. Creo en los equipos con una idea concebida por una sola persona donde mucha gente arrima el hombro y empuja en la misma dirección. Así trabajamos en Vostok. Ayudamos, aunque pueda haber errores y cosas que limar, pero la lógica de una idea es la que concibe su creador. Si el Eixample de Cerdà lo hubiera hecho un comité, sería una cosa horrible y absurda. Hay cuestiones que, sometidas a un grupo, pierden solidez.
¿Se mete mucho el cliente en su trabajo o confía en el profesional?
Los mejores clientes son los que saben mucho de diseño porque sacan lo mejor de ti o los que no saben nada porque te dan total libertad. Los peores son los que saben poco, porque con ellos no vas a hacer nada bueno. Van a interferir en tu trabajo, pasarás mucho rato gastando tiempo en explicar por qué has hecho algo de un modo determinado… Un cliente que te da confianza en realidad ahorra dinero. Uno nos pidió solucionar un problema en un proceso, lo reformulamos y le dimos la solución. Nos dijo que le gustaba pero que cambiáramos esto y aquello. Aunque parezca un acto de chulería, nos negamos. Se enfadó mucho porque decía que él pagaba pero no íbamos a hacer un producto malo. El médico si estás enfermo y acudes a él te receta algo. Tú decides si te lo tomas, pero no le dices que te ponga más o menos cantidad o unas pastillas con un sabor determinado… Llevamos mucho tiempo estudiando cómo se comportan las personas e interactúan en los medios digitales, respetamos el negocio de cada cliente y hemos de conocerlo bien, pero queremos que eso sea mutuo.
¿Por qué momento atraviesa el sector del diseño de interacción en España?
Va bien. Todo lo que es mejorar negocio en internet o ponerlo en marcha parece que tiene presente y futuro y hay demanda de profesionales. A mí cada semana me llegan varios mails de gente para que recomiende a alguien. No hay demasiados y algunos son muy malos. El curso que imparto no es oficial, no se da diploma de ninguna institución y no es barato. Enseño lo que yo sé, traigo clientes a hablar, se firma un acuerdo de confidencialidad para compartir trabajos de clientes y tiene bastante demanda porque la gente encuentra trabajo y en buenas condiciones al acabar. En mi sector hay cuatro equipos, digamos, en Primera, a los que va bien y tienen trabajo de sobra, y otros muchos en Segunda y Tercera división. Nuestra oficina no está en el centro de Madrid ni es nada del otro mundo, pero trabajamos con empresas de primer nivel. Creo en la gente que se obsesiona por hacer bien su trabajo, con mucha honestidad, sabiendo también decir al cliente qué no le hace falta y, como amigo, en qué no debe gastarse dinero. Así ha llegado a nosotros mucha gente recomendada por otros.
Cree, y lo ha tenido un tiempo en su perfil de Twitter, en lema de Mercedes ‘Lo mejor, o nada’.
En efecto. Hay que hacerlo lo mejor posible y si no llegamos habrá que decir al cliente que lo que tenemos no es suficientemente bueno, que nos dé dos semanas más para que esté bien. En nuestro sector, se puede destacar por tres cosas: por precio, es decir, si eres muy barato; por músculo, es decir, si tienes 20 diseñadores para hacer una gran estructura en un corto periodo de tiempo; o por calidad, y es por lo único que puede destacar Vostok Studio. Nuestro porfolio tiene que ser excelso, no podemos coger ningún proyecto que vaya a salir mal, feo o regular. A mí me obsesiona más que a mi cliente que salga bien, porque mi reputación va en ello.
Defiende un diseño ordenado y geométrico para crear belleza.
Sí, porque para mí la belleza no es qué estupendo es esto porque hoy será una cosa y mañana otra. La belleza tiene dos ejes, el espacial y el temporal. ¿Qué es bello ahora mismo en Bangladesh? Pues algo diferente a aquí. ¿Qué ha sido siempre bello allí y aquí? Algo seguramente en relación tradiciones y valores. Pero, ¿qué cosas son bellas allí, aquí, hoy y siempre? Muchas veces la naturaleza, porque tiene geometría. Cosas que no hablan por sí mismas, sino que dejan el protagonismo a su contenido. La simetría también es belleza. Eso es lo que me interesa y tiene mucho que ver con el uso. Una web es bella porque es neutra, no interfiere. Has disfrutado de lo que te ofrece y ni te has fijado en la página. El arte es pura expresión personal y eso es lo que nosotros anulamos. No podemos poner cosas nuestras en el diseño, salvo de forma involuntaria. No es nada bueno que la forma interfiera en la función.
¿Qué países le dan envidia por sus avances en su campo?
En los 60 y 70 Bang & Olufsen, Braun y algunas otras marcas europeas se lo llevaban todo con un diseño heredado de la Bauhaus. También había diseñadores interesantes en Estados Unidos y en Japón tras la II Guerra Mundial. Con la Tecnología se ha producido una polarización total y solamente existe Silicon Valley. Y, un poco, los países escandinavos. Por eso, diría que Estados Unidos, en concreto Silicon Valley en producto, porque Nueva York es más puntera en publicidad, y Suecia y Dinamarca. Italia, con lo que ha sido en diseño, hoy es un desastre, mientras que Japón está en horas bajas, cuando ha sido una potencia en el pasado. A nosotros nos cuesta decir que somos españoles, no nos viene bien porque fuera se imaginan a Mariscal, sillas de colores… En cambio, nosotros entendemos el diseño de una forma mucho más racional y alemana. En España el diseño es muy pasional, importa más la carrocería que la ingeniería.
¿Qué herramientas han supuesto el mayor punto de inflexión para el diseño interactivo?
El cambio más grande para mí desde que trabajo en esto ha sido el iPad, más que el iPhone, porque supone dar un ordenador a alguien que nunca lo ha usado o no sabe usarlo. La limitación de la pantalla hace que resulte más fácil el diseño. Cuando apareció la primera radio transistor, un aparato que ya no era enorme y no tenía que estar en salón, sino que podías llevarlo a otras habitaciones, surgieron nuevos contenidos: programas de confesiones por la noche, musicales para los coches… Eso es lo que está ocurriendo ahora: nuevos contenidos para una nueva Tecnología. Antes, el cliente te pedía una web y luego una versión para móvil. Ahora, en cambio, se empieza por la aplicación. Hemos hecho Caoba solo para el móvil para que la gente aproveche los tiempos muertos y porque tiene una temática mucho más personal que la que se despliega en una pantalla de ordenador. Con el iPad hay un poco de las dos cosas.
¿Y tanta cultura visual no influye de forma negativa en un buen aprendizaje?
La escritura es la forma de expresión más barata. Hacer una fotografía requiere algo más y una película bastante más… Hilar bien un discurso y que alguien lo pueda oír es quizá más difícil, pero leer y escribir es lo que tiene un consumo cognitivo mayor, lo que más cansa. Ahora, construir de manera audiovisual es cada vez más fácil, como contar una historia en el iPhone. Instagram es una historia de ti mismo, más difusa y abstracta, pero lo es… La inmersión y la reflexión que da el texto escrito no te las proporciona nada más, son muy difíciles de conseguir. Nos hemos acostumbrado a un gran nivel de interrupciones. No sé si es bueno o malo. Gracias al iPhone, mi hijo de seis años tiene hoy la cultura musical que yo tuve a los 14.
Como emprendedor, ¿cuál ha sido su receta para lograr dedicarse a lo que le gusta?
Hay un poco de mito en eso de ‘Haz lo que te gusta, que acabarás triunfando’. ¿Y si a alguien le gusta hacer punto de cruz? Lo tiene complicado para vivir… En mi caso, un 30% de mi trabajo es burocracia insoportable, pero a cambio hay grandes satisfacciones como la libertad que te da ser dueño de tu negocio. Poder alquilar entre semana unos días un apartamento en Granada e irte allí a trabajar. Son tonterías que importan. Para gestionar el miedo a la incertidumbre de todo emprendedor tengo un truco y es disponer de dinero para los próximos seis meses. Eso te da libertad para elegir qué haces y no aceptar proyectos malos o clientes chungos porque eso significará que trabajas en algo que te hace peor y no mejor. Si la vida laboral van a ser 30 años, ¿qué porcentaje hemos estado dando a personas y proyectos que no nos gustan nada? Pasamos demasiadas horas trabajando para hacer algo que no queremos. Otro nos compra nuestra vida a cambio de dinero y a veces hay que pensar si vale tan poco.
¿De qué trabajo se siente más orgulloso?
(Resopla) Pues la aplicación de Imagenio para Android, encargo de Telefónica… Pero me siento orgulloso de productos muy pequeños, como el del Flores Frescas. No es nada más que una tienda de flores, pero han pasado cinco años y el diseño sigue funcionando perfectamente. Esa atemporalidad, hacer algo que no pasa de moda, que casi no hay que tocar… es algo muy gratificante como diseñador.
¿Dónde, con quién le gustaría trabajar dentro de cinco años?
No lo sé… A veces pienso en un piso en el Albaicín o en Mallorca en la casa de mis abuelos, donde me quedaría sin pensar en el mundo, pero no puedo responder. Los principios del diseño seguirán siendo los mismos, tienen que ver con cómo percibimos y cómo funciona nuestra mente, con cómo nos comportamos, aunque los dispositivos sufran una revolución. Hace 10 años no teníamos idea de la revolución del iPod y luego la del iPad y eso ha cambiado mucho las cosas. Lo que sé es que no me veo con equipos grandes. Y es importante saber que el dinero adormece, no hay mejor momento para lanzarse, teniendo en cuenta, eso sí, que el ecosistema digital lo ha cambiado todo.