La RSE, crisis y retos
Tribuna de opinión de David Espinar, socio fundador de RSE Estratégica.
La sociedad asiste atónita a las consecuencias de una crisis que tuvo su origen en la falta de valores y que tendrá su final en la recuperación, o invención, de los mismos, si es que alguna vez no existieron. Nadie ha podido escaparse de las malas prácticas, la falta de transparencia o el aprovechamiento velado de unos recursos de los que se carecía. La gran depresión del presente siglo ha sido provocada por una epidemia de suciedad con la paradoja siguiente: los causantes y las víctimas han sido, en muchos casos, los mismos, por impopular que parezca la idea.
El mundo empresarial y el de las administraciones públicas han tenido mucho que ver con estos desajustes, en proporciones similares a los provocados por los millones de ciudadanos que estiraron el brazo más que la manga. Ante la falta de sostenibilidad en la gestión familiar, el mal uso privado ha ido aumentando de rango y tamaño, hasta llegar a las divisas o las organizaciones internacionales. Nadie levantó un dedo para advertir de que la letra pequeña era engañosa. En este punto es donde, ahora, empresas y gobiernos han de ahondar para corregir los abusos.
Hablar de Responsabilidad Social Empresarial es afrontar con valor políticas de corrección, principalmente. Lejos de la imagen cateta en otras de que es algo pasajero y ligado al gasto, se trata de una inversión moderna, ambiciosa y, en general, mínima o casi nula. Se puede hacer mucho con muy pocos recursos, hasta el punto de que, desde un autónomo hasta una multinacional tienen posibilidades de desarrollar esta actividad. Quien quiera salir al exterior con sus productos se verá obligado a adoptar estas prácticas, quien desee avanzar en su mercado, está encaminado a ser socialmente responsable. Cada uno a su nivel crecerá al asumir políticas de RSE y recibirá los beneficios de productividad, ahorro de costes y optimización de recursos que todos los manuales contemporáneos de economía reconocen a estas tres iniciales. Hacerlas realidad es el reto del mundo de la empresa.



