Un crecimiento con demasiados ‘peros e incertidumbres’
Los tentáculos de la larga crisis aún no han dejado de crecer. Y las cicatrices de sus secuelas están lejos de sanar. A la economía europea y, en especial, a la española y la andaluza, no dejan de crecerles los enanos. Si a la incertidumbre internacional, ‘Brexit’, recesión en países emergentes, inflación estacanda, le sumamos los propios de la situación interna, entre ellas la política, dibujan un crecimiento en España aún demasiado dependiente, sujeto por hilos que pueden romperse, a pesar de la aparente robustez a la que aspiran los datos.
A la vista de los guarismos del VII Loyola Economic Outlook de proyecciones macroeconómicas cabe preguntarse si no hemos entrado en Europa en una etapa de ‘japonización’ de la economía. Es decir, largo periodo de crecimiento relativo pero insuficiente para activar la inflación, y dependencia extrema de la política monetaria de los bancos centrales.
En todo caso, dejemos hablar a los datos y las proyecciones del equipo investigador de la Universidad Loyola Andalucía, que podemos agrupar en los siguientes seis grandes bloques:
1. ‘Stand by’ e incertidumbre internacional.
La fiesta ha desaparecido de la faz del planeta. Demasiadas incógnitas, demasiada incertidumbre, demasiado nerviosismo, demasiada volatilidad. Dos datos lo refrendan: desde mediados de 2014 las exportaciones de bienes han caído a nivel mundial un 15% y las exportaciones de servicios un 14%. ¿Y por qué? Porque el crecimiento de Estados Unidos del 2,4% para este año y del 2,5% para el próximo no es suficiente para contrarrestar la caída de China, que se aleja del crecimiento a dos dígitos y se estabiliza en la horquilla del 6%, o las recesiones de Rusia y los países emergentes, con el caso paradigmático de Brasil, que se va a dejar atrás cuatro puntos de PIB en cinco años. Si a esto se le suma la todavía nebulosa sombra del ‘Brexit’, el cóctel del miedo, la incertidumbre y el temor están servidos. Crecimiento sí, pero con demasiado freno de mano, con perspectivas de demasiada debilidad internacional. A este escenario la Unión Europa aportará un crecimiento para 2017 de un 1,95% y el área Euro un 1,62%.
2. El subsuelo de las materias primas y la economía verde.
La exportación y el comercio exterior siguen en línea ascendente y de crecimiento. Pero por debajo del intercambio de bienes y servicios hay un subsuelo ‘minado’ que va a condicionar el futuro: la caída de precios de las materias primas, que afectan de lleno a la inversión y los balances de grandes corporaciones. Y lo que aún es más profundo: tras el comportamiento del precio del crudo y estas materias late el impacto de la economía verde. Precios bajos que ayudan a aliviar a los países que lo están pasando peor, pero que son ‘pan para hoy y hambre para mañana’. ¿Es posible una economía en la que por todo se paga ‘lo mínimo’? ¿Estamos en la antesala de un cambio de protagonismo de las materias primas fundamentales? ¿Hasta qué punto la descarbonización ya está impactando en los modelos de la economía actual?
3. Inflación en punto muerto.
Sacamos de cosecha propia un símil refranero: “A crecimiento resentido, inflación desplomada”. Las previsiones para Europa se mantienen prácticamente sin cambios con una tasa promedio del 0,2% para 2016 y del 1,3% para 2017. En el caso español, son ya 33 los meses en los que la inflación ronda con persistencia el 0%. El crecimiento, aunque débil, es el que hace que la inflación no se convierta en una deflación más preocupante.
4. Tipos de interés sin interés.
Parafraseando uno de los últimos anuncios publicitarios de una conocida marca de automóvil, nos encontramos en una de las etapas documentadas con menor tipo de interés. Precisamente merced a las medidas en muchos casos poco “ortodoxas” a las que se han visto obligados los principales bancos centrales. Con mayor incidencia en Europa que al otro lado del Atlántico. Y las previsiones a corto y medio plazo no aprecian variación alguna. De cómo acabará afectando esta situación a los bancos europeos está aún por ver en toda su crudeza. Más aún cuando Alemania sigue mostrando su rechazo a la integración de bancos transnacionales en Europa. Un sistema financiero tradicional vulnerable que tiene tras de sí la alargada sombra de las fintech y las maneras heterodoxas de las nuevas startups que están surgiendo en el sector.
5. PIB en crecimiento.
Pese a todo esto el PIB de los principales países industrializados y regiones económicas sigue creciendo. Y menos mal, cabría decir. Aunque para que así sea hay que estar alerta y con los cinco sentidos puestos en todas las variables económicas. Como ya hemos señalado la UE crecerá tanto en lo que queda de año como para el siguiente curso. Las proyecciones económicas de Loyola sitúan el crecimiento en España para 2016 en el 2,8% y una décima menos para Andalucía. Una estimación que eleva en algo la previsión anterior de comienzos de año. A la pregunta de cómo puede afectar el ‘Brexit’ en la economía española o los presumibles recortes que exige la UE al nuevo gobierno, el director ejecutivo del informe, Manuel Alejandro Cardenete, es taxativo: “Aún no podemos preverlo, hasta que de verdad se sepa que ocurrirá”, aunque considera que el ‘Brexit’ no se producirá y si llegara el caso no será algo inminente y sin negociación. “Sería algo que conllevería años”. De otra parte también augura que tras las elecciones va a ser difícil que, si se forma gobierno, éste pueda sacar adelante unos nuevos presupuestos, al menos hasta “bien entrado 2017”.
5. El tirón del consumo y la inversión empresarial.
Como una de las novedades del Loyola Economic Outlook, esta nueva oleada incorpora el consumo de los hogares y la inversión bruta empresarial como dos variables estudiadas por la parte de la demanda en España. Aquí radican dos buenas razonas del por qué del crecimiento del PIB. A finales de año el consumo de los hogares habrá crecido un 2,9% y la inversión empresarial un 4,9%.
6. El pesado lastre del desempleo.
La pérdida de empleo ha sido tan drástica en los últimos años, que el crecimiento macroeconómico no tiene suficiente savia para paliar el gran lastre del desempleo en España y Andalucía por más que los datos de los últimos meses hayan mejorado. En el caso de España la tasa rondará a finales de año el 19 o 20%, mientras que para la comunidad autónoma andaluza se situará alrededor del 30%. En los años de bonanza no se hizo lo suficiente por cambiar el modelo económico, y ahora las consecuencias se pagan. En palabras de Cardenete, “Andalucía lleva dos décadas en las que apenas si ha variado el peso sectorial del modelo económico y productivo”. Con estas cifras, resultan envidiables las previsiones para este año de la UE que estará en el 9,2%; y más aún las de Alemania y Estados Unidos que estarán por debajo del 5%, lo que los economistas califican como rayano al ‘desempleo natural’ del sistema o casi pleno empleo.