
“Los agricultores y ganaderos no queremos subvenciones, sino que se dignifique nuestra profesión y se ejecuten las inversiones que necesitamos para ser competitivos”- Conversamos con Fulgencio Torres, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, sobre el presente y el futuro del campo

El presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, Fulgencio Torres
¿Qué está pasando con el campo? Una pregunta aparentemente simple que tiene muchas, pero que muchas aristas. De ellas hablamos con el presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, Fulgencio Torres, para quien está en juego la viabilidad de un sector estratégico para España y Europa, como es el sector primario. Responde con claridad y sin rehuir ninguna cuestión por peliaguda que sea.
El sector agroalimentario ha mantenido distintos encuentros con el Gobierno central. ¿Cuáles han sido los resultados de esas reuniones?
La actitud de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía es la del diálogo con todos los interlocutores, así que seguiremos reuniéndonos cuantas veces sean necesarias con quien sea necesario. Le hemos trasladado al ministerio nuestras propuestas sobre el sector, con una visión global e integral, con la intención de analizar todas las políticas que nos afectan de forma transversal. Pero lo cierto es que no hemos encontrado respuestas concretas, ni solución alguna. También se lo hemos pedido al presidente del Gobierno. El ministro tiene que hacerse valer más, contribuir a dignificar nuestra profesión, y trabajar codo con codo con las organizaciones del sector en el reconocimiento y la valoración social que merece el agro. Y a este respecto, las cooperativas debemos ser interlocutores de primer orden.
Concrétenos más sus principales propuestas o demandas.
Lo que no tiene ningún sentido es hacer política agroalimentaria sin contar para nada con los agricultores y ganaderos. Sin tener en consideración a toda la cadena completa y con estrategias armonizadas en los distintos territorios. Que es, en realidad, lo que está sucediendo. Pedimos que se simplifique administrativamente la PAC, que se adapte y adecue a la realidad de nuestra profesión y a la competencia existente. La PAC se ha convertido en un reglamento restrictivo, en lugar de un auténtico programa de impulso y sostenibilidad del sector. Porque esa es otra: si alguien sabe, está concienciado y es el primer interesado en conservar el medio natural somos los profesionales del campo.
¿Políticas de espaldas al sector que vienen de lejos y con la vitola de la Unión Europea?
A la Unión Europea le hemos demandado en muchas ocasiones la necesidad de crear marcos de diálogo para llegar a grandes consensos, con la participación de todas las partes del ecosistema: agricultores, ganaderos, distribuidores y comercializadores. Y lo hemos hecho con extraordinaria paciencia, buscando soluciones, escuchando a todos, pero ha llegado el momento de exigir que nuestra voz también se escuche. Las huelgas de los últimos meses no han sido el principio, sino el culmen del hastío del sector, tras muchos años siendo obviados. El sector no puede más, pues está en riesgo su presente y su futuro. Muchas explotaciones están en verdadero peligro de muerte.
La pandemia de la Covid situó al sector de nuevo en primer plano y dejó bien clara la importancia social y económica del sector primario en una situación tan crítica. Sin embargo, con mirada retrospectiva, todo eso parece haberse diluido.
En un momento tan crítico el sector fue capaz de seguir produciendo y sirviendo productos de gran calidad y excelencia, con todas las dificultades y riesgos que eso supuso entonces. La sociedad fue consciente de la importancia de contar con una cadena alimentaria robusta y cercana. De esta experiencia debemos concluir que no es bueno deslocalizar a nuestro sector primario, como ha ocurrido con otros sectores.
Si dependemos de terceros, habremos perdido nuestra capacidad productiva, de generación de empleo y elevaremos poco a poco los productos de otros en detrimento de los nuestros. Cerrar los ojos a la competencia, como si no existiera, es un error y una temeridad que ya está teniendo consecuencias muy graves.
Aboga por la visión sostenible de los productores agroganaderos. ¿Por qué es tan difícil que una parte relevante de la sociedad lo perciba así?
Apostar y trabajar más las parcelas de la Comunicación y el Marketing es una de las asignaturas pendientes del sector. Estamos haciendo mucho y bueno por la sostenibilidad, siendo pioneros en muchos aspectos a nivel mundial. Desde la producción eléctrica renovable, a la gestión cada vez más eficiente y precisa de los recursos. El caso del campo almeriense es buena muestra de ello. Ser sostenible significa serlo en una triple vertiente: medioambiental, económica y social.
Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía aglutinamos a 300.000 agricultores y ganaderos de la región y mantenemos alrededor de 40.000 empleos directos
Así que las tres deben ir acompasadas y en consonancia. Si no defendemos el campo, se perderá población rural (por mucho que desde la política se hable de fijación), otros sectores de estas zonas serán inviables y, por tanto, perderemos potencial económico y productivo. Sirvan dos datos para ilustrarlo: las Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía aglutinamos a 300.000 agricultores y ganaderos de la región y mantenemos alrededor de 40.000 empleos directos.
Ha mencionado la cadena alimentaria. ¿Qué valoración hace de la Ley española?
Es una Ley que no está funcionando, puesto que actúa con visión parcial y no sobre todo el ciclo completo. Debería ser aplicable en toda la Unión Europea. ¿Qué sentido tiene aplicarla solo en España o hacerlo de modo distinto en otros países de la UE? Los productores nacionales estamos sujetos a una serie de normativas que no cumplen los de terceros países, con condiciones de producción mucho más laxas que las nuestras y que entran en el mercado con costes por debajo de los de producción nacionales. Esto nos lleva a un círculo vicioso, a un callejón sin salida. ¿Cómo podemos vender, por ejemplo, un tomate a 60 céntimos, si del exterior llega a un coste de 45? Si no se fijan precios mínimos, es muy difícil competir en desigualdad de condiciones.
Unos precios a los que, además, hay que sumar la inversión en mejoras e innovación.
El sector agroalimentario, en general, y el cooperativo, en particular, está realizando un gran esfuerzo por optimizar todos los recursos. En especial los hídricos. Y lo estamos haciendo, en gran medida, a pulmón. Somos los primeros interesados en no despilfarrar nada. Somos empresas familiares cuyo objetivo es ser viables.
Por lo tanto, apostamos por el reciclaje, queremos tener nuestro campo limpio, y por la producción integrada, combatiendo las plagas con medios muy respetuosos con el medio ambiente. Que nadie piense que estamos a favor de la vuelta de componentes químicos que sean perjudiciales para la salud. Nada más lejos de la realidad. Buscamos producir de la manera más natural posible, sin poner en riesgo nuestras explotaciones, y con criterios propios de la Economía Circular.
Y en ese proceso por optimizar los recursos hídricos, ¿cómo nos enfrentamos a la sequía?
Hay evidencias de que los ciclos de calor extremo y de sequías serán cada vez más largos y persistentes. Ante este escenario debe haber una planificación estratégica, para adelantarnos al problema y no actuar de forma reactiva. Son necesarias inversiones estructurales, no solo coyunturales. En este sentido, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha el Plan de Obras e Infraestructuras Hidráulicas, algo que aplaudimos, pero que también debe abordarse desde una perspectiva nacional.
Debemos aprovechar los avances tecnológicos a nuestro alcance para paliar situaciones de sequía severas y, sobre todo, gestionar mejor los recursos de los que disponemos. Los cooperativistas, los agricultores y ganaderos no queremos subvenciones, lo que solicitamos es que se realice una buena planificación de inversiones y que éstas acaben ejecutándose.
Ha hablado de la viabilidad de las explotaciones. Pero, como ocurre con la construcción, la mano de obra y el relevo generacional constituyen un verdadero problema. ¿Es posible revertir este hándicap?
Le devuelvo la pregunta: ¿Quién va a querer seguir con una explotación agraria si debe hacer frente a una situación como la que estamos detallando en esta entrevista? Si la rentabilidad está en riesgo, no parece que sea una buena salida para los jóvenes. Nadie quiere meterse en negocios ruinosos. Por eso demandamos políticas eficientes, que dignifiquen la profesión y la hagan rentable. En nuestros días, los agricultores y ganaderos son auténticos valientes.
Desde Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía apoyamos a los jóvenes con recursos y formación adaptada a sus necesidades, como fórmula para respaldar el relevo generacional y como cualificación de la mano de obra. Nuestra finalidad es hacer lo más atractivo posible el oficio del campo. Porque algo debe quedar muy claro: la temporalidad en el campo no es sinónimo de precariedad. Los agricultores y ganaderos hacemos todo lo que está en nuestras manos por romper la estacionalidad. Pero es evidente que no todas las explotaciones son iguales ni poseen la misma capacidad, por la simple razón de cuáles son sus cultivos y producción.