
“La innovación en el ámbito sanitario es muy ágil, a la vez que muy exigente por la constante actualización de los profesionales”- Entrevistamos a Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS y una de las grandes referentes del sector salud

La directora general de la Fundación IDIS, Marta Villanueva
El ámbito sanitario se encuentra en plena transformación, como muchos otros sectores. Innovación, tecnología y digitalización abren un nuevo escenario que requiere de nuevas habilidades por parte de los profesionales.
Una visión integral y global de la que hablamos en esta entrevista con Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad), una de las mujeres líderes más influentes y de referencia del país, y que forma parte del elenco de alto nivel del profesorado de la segunda edición del Programa Superior en Dirección y Gestión de Empresas del Sector de la Salud (PSalud) que comenzará en mayo en ESIC Sevilla.
La pandemia ha puesto a prueba a los sistemas sanitarios de todo el mundo. ¿Va a suponer un antes y un después en el modo global de gestionarlos? ¿Debemos ir a una gestión sanitaria más globalizada y coordinada?
La pandemia ha supuesto un estrés muy importante para el Sistema Nacional de Salud (SNS) de tal forma que las carencias que ya tenía y que venimos señalando desde hace tiempo se han hecho más visibles y patentes si cabe. Por ello, y con el ánimo constructivo de procurar una mejor sanidad para todos, planteamos un Manifiesto que incluía 10 principios que consideramos esenciales, para generar un modelo de atención sanitaria inclusivo, que contemple a todos los agentes implicados y establezca sinergias y estrategias conjuntas de cara a los enormes retos que plantea ya el presente y, por supuesto, el futuro.
¿Y qué recoge el Manifiesto?
La Fundación IDIS insta a tener una asistencia sanitaria de calidad. Por ello, consideramos que es necesario apostar por la suficiencia financiera del sistema, la eficiencia a todos los niveles y la continuidad asistencial sustentada en criterios de interoperabilidad y centrada en los pacientes con la participación imprescindible de los profesionales. Un modelo que priorice los problemas urgentes (listas de espera, adaptación a crónicos complejos, etc…), y promueva e impulse la creación de una Agencia de Información, Evaluación y Calidad que mida y compare resultados sanitarios y de salud. Por otro lado, son muy importantes también aspectos como la equidad que debe subyacer en el acceso a la innovación en materias de pruebas diagnósticas, tratamientos y terapias, entre otras, independientemente del lugar de residencia.
Además, la Fundación IDIS considera que el sistema sanitario tiene que estar abierto a planes y reformas basados en la investigación e innovación responsable y cree a firme ultranza en la digitalización de sus procesos y procedimientos. En este sentido, es fundamental realizar una transformación digital urgente (como obligación, no como opción) que promueva una continuidad asistencial eficiente y efectiva, extensiva a toda la población, sustentada en herramientas de interoperabilidad, y por supuesto, que se actualice el parque tecnológico y se desarrollen planes asentados en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y en la medicina personalizada y de precisión.
La simbiosis entre lo público y lo privado en el ámbito sanitario pasa por considerar que el paciente es único
En este escenario, ¿cómo debe ser el encaje de lo público y lo privado?
Muy sencillo, es importante que el sistema utilice todos los recursos disponibles de una forma estratégica, independientemente de su titularidad, y facilite que todos los agentes implicados participemos en la definición y desempeño con la mirada atenta al paciente que es el protagonista del sistema. Nuestro sistema sanitario que ostenta dos titularidades, pública y privada ha de confluir sumando esfuerzos y multiplicando voluntades ya que son dos entornos complementarios y sinérgicos. En cualquier caso, nuestro SNS está muy focalizado en el profesional y sin duda este aspecto es relevante, pero a la vez hemos de dotar al paciente de los elementos, herramientas y datos suficientes, de una forma transparente para que pueda ejercer su libertad de elección y de tránsito por el sistema.
¿Qué habría que hacer para facilitar ese tránsito?
Este derecho se lo concede la propia normativa vigente en cuanto a su autonomía, pero para ejercerla adecuadamente no solo es necesario promoverla y facilitarla, sino que es imprescindible publicar los resultados sanitarios y de salud para que pueda comparar y tomar una decisión informada y sustentada en datos. De lo contrario, el paciente seguirá siendo un paciente cautivo de un sistema que no le ofrece toda la información que precisa para realizar una gestión corresponsable de su propia salud.
La simbiosis entre lo público y privado pasa por considerar que el paciente es único, el mismo en uno y otro entorno y el profesional también, puesto que, su formación se produce en las mismas facultades y universidades. Por lo tanto, no ha de existir ningún impedimento para que haya una estrategia conjunta y complementaria máxime atendiendo a las dificultades que ya sufrimos de carencia de profesionales y de aumento constante de la presión asistencial y financiera sobre el sistema.
Ya que ha hablado de digitalización, la aplicación constante y creciente de avances tecnológicos, con especial mención al 5G, la IA y la realidad aumentada, está transformando de forma radical a muchos sectores. Y entre ellos se encuentra el sector Salud. ¿Qué nuevos retos y desafíos plantea esta revolución a los profesionales sanitarios?
Sin duda que la transformación digital es una realidad en el sector sanitario, siendo esta no una opción, sino una exigencia. Dado lo que su implantación y abordaje supone en términos de mejora de la calidad, la seguridad, la atención asistencial y los resultados sanitarios y de salud.
Estamos ya inmersos en la medicina de las 6P, es decir, en una transición hacia una medicina más personalizada, predictiva, precisa, poblacional, preventiva y participativa y este escenario retador solo puede abordarse de la mano de la tecnología, de la innovación y, por supuesto, de la pericia y emocionalidad que supone la relación del profesional sanitario con el paciente, ya que la medicina es una especialidad eminentemente humanística.
Dicho esto, también es verdad que la adopción de este nuevo tsunami tecnológico supone tomar en consideración grandes retos como el de la formación, la contratación e integración de nuevos profesionales especializados en estas materias, el trabajo en red dentro de una sociedad como la nuestra “de código abierto”, favorecer el imprescindible cambio cultural para romper las zonas de confort que pudieran existir y establecer un modus operandi estratégico en procesos y procedimientos que armonicen la atención presencial con la realizada en remoto en dependencia del perfil y necesidades del paciente.

Para Villanueva la creciente demanada asistencial supone un reto para el sistema
Junto a la tecnología, hay otros factores que implican importantes cambios desde el punto de vista de la salud. Envejecimiento de la población, alargamiento de la vida activa, preocupación por el bienestar y el cuidado personal, entre otros. ¿Qué supone todo ello desde la perspectiva de la atención?
Supone un enorme reto, la demanda de salud y, por lo tanto, las exigencias al sistema sanitario son y van a ser crecientes, el incremento de la esperanza de vida motivado fundamentalmente por las condiciones asociadas a nuestra forma de vida y cultura y a la evolución y desarrollo de nuestro sistema de prevención y atención asistencial, junto a los enormes avances de la ciencia y la innovación en todos los ámbitos, hacen que la cronicidad aflore y la concomitancia de procesos de enfermar aumente. Lo que conlleva una mayor presión asistencial sanitaria y sociosanitaria sobre el sistema y, por ende, un incremento en los recursos necesarios de todo tipo: económicos, estructurales y de personal.
Centrándonos en la atención sanitaria esta situación va a requerir el desarrollo de un plan específico y estratégico para los próximos años, que contemple como he comentado la utilización de todos los recursos disponibles de una forma armónica, conjunta y sinérgica. Hemos de tener en cuenta que, si al escenario actual y venidero le añadimos la jubilación de una parte importante de nuestros sanitarios, nos encontramos con un nudo gordiano difícil de desbridar. En este escenario, creo que la tecnología puede ayudar mucho, y el hecho de ir de la mano de ella nos puede facilitar tanto el acceso al sistema, como la agilidad y prontitud en la atención sanitaria o sociosanitaria que precisa el paciente.
Permítame, en este punto, que haga un símil, tal vez no demasiado afortunado. Al igual que muchos expertos del ámbito legislativo insisten en que hay una excesiva politización de la justicia, aunque hay quien lo ve de forma inversa, ¿se está produciendo una invasión de lo saludable o mejor dicho “de lo impecablemente saludable” en todas las esferas de la vida?
En primer lugar, me gustaría resaltar la diferencia entre salud y sanidad. En la sanidad sin duda que hay una politización evidente, puesto que, esta es utilizada como argumento electoral en tantas ocasiones, y por ello de uso de conceptos demagógicos en muchas ocasiones. Nosotros consideramos que es normal que esté presente la política en la sanidad, pero desde luego no la politización que supone una utilización de la misma para intereses partidistas. Desde la Fundación IDIS aportamos transparencia y claridad a través de los datos que surgen de la elaboración de estudios, análisis y procesos de investigación documental, social y científica en los diferentes entornos que determina el sector sanitario. Datos que pueden sustentar decisiones basadas en evidencia y no en demagogia o presunción en el mejor de los casos.
Estamos inmersos en la medicina de las 6P: más personalizada, predictiva, precisa, poblacional, preventiva y participativa
En relación con la salud, es evidente que vivimos en una sociedad cuya preocupación por este aspecto es clave y prioritario. Somos cada vez más conscientes de la importancia de cuidarse de una forma saludable, en definitiva “somos lo que hacemos” y si no somos corresponsables de la gestión de nuestra propia salud introduciendo en nuestra forma de vida los conceptos de prevención y cuidado, desde luego, que nuestra forma de envejecer va a ser muy distinta. Otra cosa es la obsesión, a veces desinformada, por todo aquello que nos dicen que es bueno y saludable y que en muchas ocasiones coincide con un factor negativo en comunicación como es el de las “fake news” o informaciones falsas, los bulos que hay que combatir por todos los medios.
En definitiva, es bueno y necesario cuidarse para tener una calidad de vida y bienestar en todas las edades de la vida, pero sin llegar a obsesionarse y desde luego haciendo caso siempre a los expertos y a la evidencia científica disponible.
Por lo que nos comenta, ¿de qué modo hay que entender, entonces, la innovación en el ámbito sanitario?
En mi opinión hay que entenderla como todo aquello que supone un avance reconocido, demostrado y aceptado por los expertos y la comunidad científica que incide en una mejora de la esperanza, calidad de vida y bienestar. En este punto es necesario insistir en que innovación sanitaria no solo es tecnológica, farmacéutica o biotecnológica, sino que puede serlo también de procesos y procedimientos que cambian el statu quo de una forma determinada de actuar y operar, que rompe las barreras y los límites y saca a los profesionales y gestores de sus zonas de confort, aportando calidad, seguridad y resultados en todos los ámbitos.
La innovación en el ámbito sanitario es muy ágil puesto que la ciencia nos ofrece constantemente nuevas aproximaciones y soluciones a los procesos de enfermar y es por ello que es a su vez muy exigente, puesto que, requiere de una actualización constante de sus profesionales. En especial en una era digital como la actual en la que la medicina es cada vez más de todos, no solo de los profesionales sanitarios tradicionales, sino que nuevas profesiones se incorporan al abordaje de los pacientes, me refiero a informáticos y bioinformáticos, científicos de datos, matemáticos y estadísticos, biofísicos y bioquímicos moleculares, entre otros. Todos ellos, junto a otras profesiones, mediante un efecto sumatorio, son quienes nos están trasladando y aproximando a nuevas herramientas que inciden a su vez en una mejora de la atención al paciente y su entorno.
Por todo lo hablado, ¿qué puede aportar un Programa Superior como el de ESIC a los profesionales en activo?
Algo que desde mi punto de vista es clave: la visión de hacia dónde se dirige el mundo en el contexto del cuidado de la salud y el bienestar, la sensibilidad para reconocer las carencias formativas e informativas, el coraje para hacerles frente en un entorno académico de primer nivel, reconocido por todos y, desde luego, la formación continuada necesaria y suficiente para liderar y protagonizar el inmenso cambio que está protagonizando la medicina y que sin duda va a ser un revulsivo de enormes dimensiones para las generaciones futuras.
Necesitamos grandes profesionales, ilusionados y comprometidos por estar conectados con la trepidante actualidad innovadora en todos los ámbitos y a la vez abiertos a los grandes descubrimientos que están por llegar. En este momento estamos aún en la antesala de lo que nos depara el futuro en todas las materias relacionadas con la vida y para surfear esta enorme ola de innovación y ciencia hacen falta grandes profesionales, mentes abiertas que sean capaces de protagonizar y diseñar los años que están por venir. Este es un tren que no podemos permitirnos el lujo de perder y hemos de saber cogerlo a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.