Exportaciones farmacéuticas: nuevas oportunidades de mercado y crecimiento

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Las exportaciones se sitúan en el eje central de muchas compañías y se trata de uno de los principales motores de la economía nacional. Tanto es así que, hasta agosto de este año, esta actividad ha crecido un 4,2% respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando los 189.986 millones de euros, según datos del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX).

A la luz de estos datos, las exportaciones se consolidan como uno de los principales ejes estratégicos a nivel comercial, sobre todo, en la industria farmacéutica. Se trata de un sector que ha contribuido notablemente al crecimiento de las exportaciones, aunque, en un primer lugar, las ventas al exterior de los productos farmacéuticos, nutracéuticos y dietéticos se centran en el mercado de países pertenecientes a la Unión Europea. Sin embargo, el espectro comercial es muy amplio y ofrece numerosas posibilidades más allá de las fronteras intracomunitarias. En primer lugar, habría que buscar aquellos nichos de mercado que demanden o necesiten lo que los laboratorios españoles ofrecen y, posteriormente, emprender el desembarco con todas las garantías.

A la hora de conquistar nuevos mercados, es fundamental estudiar la situación económica y analizar los datos del sector de la industria farmacéutica del país en el que se quiere aterrizar. Debe ser una decisión meditada tras hacer un estudio pormenorizado de la estrategia y, sobre todo, se debe establecer un objetivo de negocio realista teniendo en cuenta que la exportación no es una salida inmediata a las ventas, puesto que es necesaria una fuerte inversión previa. A través de esta actuación se obtendrán resultados más bien a medio y largo plazo.

Ofrecer unas características diferenciadoras, de calidad y con un fuerte posicionamiento frente a los competidores internacionales son otros de los principales factores para iniciar una aventura comercial en el exterior. Obtener productos innovadores o que mejoren notablemente las condiciones de fabricación y la calidad de los productos, así como contar con condiciones de precio competitivas, a la vez que se otorga a los futuros clientes unas garantías y una fiabilidad similares o mejores que las del resto de la competencia, son puntos clave para conseguir destacar.

Antes de iniciar la internacionalización, es fundamental diseñar un buen plan de acción que contemple un estudio elaborado concienzudamente del marco jurídico, las condiciones normativas y las especificaciones requeridas para producir y vender en cada uno de los países a los que se va a llegar. Es importante adaptarse legalmente para que la inmersión llegue a buen puerto y no suponga un naufragio empresarial.

Una vez que se analicen los futuros mercados de exportación, se requiere profundizar en la viabilidad del proyecto. Trazar un estudio sobre los medios indispensables a la hora de movilizar bien las materias primas o el producto terminado, si existen o no barreras arancelarias o cuál es el recargo del valor FOB así como la logística de almacenaje y distribución de las mercancías en el lugar de destino.

Aunque puede resultar una labor compleja, repleta de numerosas tareas y minuciosos trámites, a largo plazo obtendrá una recompensa muy positiva posicionándose frente a los competidores al abrir nuevas oportunidades de negocio, ayudando al crecimiento comercial y económico de la empresa. Unas cifras que en último término repercutirán en la propia economía nacional.

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