Comunicación y lobby en el sector turismo. Una pareja inseparable Autor: Keka Alcaide, asesora de Comunicación institucional, política y empresa
En el mundo de los negocios, la comunicación y el lobbying forman una pareja inseparable. Ambas son herramientas esenciales para que las empresas o sectores gestionen sus relaciones con los gobiernos y otras instituciones públicas, en un contexto donde las decisiones políticas y regulatorias pueden afectar directamente a su crecimiento y competitividad.
A través de una gestión estratégica y bien organizada de estas dos disciplinas, las empresas pueden influir en las políticas públicas que impactan su sector, proteger sus intereses y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de leyes y regulaciones más equitativas y beneficiosas.
El lobbying es el proceso mediante el cual las empresas intentan influir en la toma de decisiones gubernamentales. Sin embargo, el lobbying no es solo un ejercicio de poder o influencia directa sobre los legisladores. En su núcleo, el lobbying es una forma de comunicación, una manera de hacer llegar las ideas, necesidades y preocupaciones de las empresas a aquellos que tienen el poder de formular políticas.
Para que una acción de lobbying sea efectiva, debe estar respaldada por una comunicación clara, persuasiva y basada en datos concretos
La comunicación es, por lo tanto, el vehículo a través del cual las empresas pueden transmitir sus intereses y objetivos en el marco del lobbying. Ya sea mediante informes detallados, reuniones cara a cara con funcionarios públicos o incluso a través de campañas de sensibilización dirigidas al público y a los medios de comunicación, la forma en que las empresas comunican sus mensajes es clave para que sus intereses sean escuchados y considerados en el proceso de toma de decisiones políticas.
El proceso de comunicación efectiva en el lobbying implica una serie de pasos. Primero, deben identificar a las personas clave dentro del gobierno con las que deben comunicarse, ya sean ministros, legisladores o altos funcionarios de las agencias regulatorias. Luego, deben establecer un mensaje claro y persuasivo que explique de manera detallada cómo una política o ley propuesta podría afectar a su negocio y, por extensión, al sector en general. En este sentido, los informes de impacto y los estudios de mercado juegan un papel crucial, ya que proporcionan datos objetivos y bien fundamentados para respaldar los argumentos.
La comunicación y el lobbying deben trabajar juntos en este proceso. La clave está en entender que, aunque las empresas puedan tener el poder económico, es la capacidad de comunicar de manera efectiva, ética y transparente lo que determina el éxito en el lobbying.
La unión hace la fuerza y en el sector turismo se confirma
El lobbying puede tener un impacto significativo en la elaboración de políticas públicas. Sin embargo, las decisiones políticas no dependen únicamente del lobbying, ya que los legisladores deben tener en cuenta una amplia gama de factores, como el interés público, las evidencias científicas y las presiones sociales. Y ahí entra en juego el binomio con la comunicación.
El turismo es uno de los sectores más importantes de la economía española, contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) y generando millones de empleos. Los lobbies turísticos juegan un papel crucial en la defensa de la estabilidad y el crecimiento del sector, especialmente en épocas de crisis económica, como la derivada de la pandemia de COVID-19, cuando se tuvieron que implementar medidas de apoyo al sector.
El lobby en el sector turístico de España juega un papel fundamental en la configuración de las políticas que afectan al desarrollo y la sostenibilidad del turismo. A través de sus diversas organizaciones, estos grupos de presión defienden los intereses de las empresas y actores clave, mientras se abordan los retos que plantea el cambio social, económico y ambiental del sector.
En el ámbito de lo turístico los lobbies buscan influir en las políticas fiscales, como los impuestos turísticos o las tasas a los turistas. Por ejemplo, el Impuesto de Estancia en los Alojamientos que se aplica en algunas comunidades autónomas, es un tema de debate, ya que algunos consideran que desincentiva el turismo.
Igualmente aboga por un mayor esfuerzo en la promoción internacional del destino. Las campañas de marketing y las alianzas internacionales son un foco importante de sus acciones.
El lobby también busca influir en las políticas de inversión, buscando subvenciones o incentivos fiscales que favorezcan la construcción de nuevos alojamientos turísticos o la modernización de infraestructuras turísticas.
En los últimos años, la sostenibilidad ha ganado terreno en las políticas turísticas, y los grupos de presión del sector han comenzado a enfocarse también en la necesidad de un turismo más sostenible y responsable. La regulación del turismo masivo, el impacto ambiental del sector y la necesidad de equilibrar el desarrollo turístico con la conservación del medio ambiente son temas que están en la agenda del lobby turístico.
Los lobbies turísticos en España tienen una relación constante con las administraciones públicas, tanto a nivel nacional como regional. La política turística, las leyes sobre vivienda y alquileres turísticos, las regulaciones de la competencia y la seguridad del turismo son cuestiones clave en las que los lobbies ejercen su influencia.
Obviamente se parte de una situación repleta de desafíos. El turismo está experimentando transformaciones debido a la digitalización (plataformas como Airbnb), la gestión de la sobreoferta (turismo de masas) y el cambio en las preferencias de los viajeros, como la preferencia por un turismo más sostenible.
Los lobbies, por tanto, deben adaptarse a estas nuevas realidades y abogar por políticas que favorezcan la innovación y el crecimiento controlado del sector.