La Reserva Federal mueve ficha, ¿y ahora qué?

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Mercados21 | La Reserva Federal mueve ficha, ¿y ahora qué?

La pasada semana la Reserva Federal dio fin a un periodo sin precedentes de siete años de tipos de interés cercanos a cero, equivalente a una situación de política monetaria de emergencia. Después de meses de especulación, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) anunció que aumentaba en 25 puntos básicos el tipo de interés de referencia de Estados Unidos por primera vez desde junio de 2006. De esta forma, el precio oficial del dinero pasó desde el 0,25% al 0,50%, en línea con nuestra previsión y las expectativas de los mercados.

En el trasfondo de esta decisión, late la mejora considerable en el mercado laboral que se ha producido durante este año en los Estados Unidos, y aunque la inflación se mantiene muy por debajo del objetivo, los miembros de la Fed creen ver una “confianza razonable” a que el crecimiento de los precios vaya aumentando con el tiempo, hasta alcanzar el objetivo del 2% en 2018, previsiblemente.

Con independencia de otras consideraciones, la decisión adoptada por la Fed, que constituye la primera desde junio de 2006, proporciona una clara señal de que la economía más grande del mundo vuelve a su senda de crecimiento tras la recesión mundial más grave de la historia reciente. La creación de empleo en el gigante norteamericano está mejorando, el crecimiento económico es sólido y la inflación parece ir por el camino correcto.

A partir de este momento, la atención de los inversores se desplaza a 2016. Por una parte, se espera que el impulso y evolución del dólar a corto plazo se vean respaldados por la decisión de la Fed y por los sucesivos aumentos de tipos de interés en el próximo año. A este respecto, el “gráfico de puntos” de la Fed sugiere que para el próximo ejercicio el comité aún espera que se efectúe más o menos un aumento de tipos una vez al trimestre, lo que equivale a tomar una decisión de subida de tipos cada dos reuniones más o menos. Esto está  en línea con nuestras expectativas, aunque supone un ritmo de subidas más rápido al esperado por el mercado, que sólo espera sólo dos subidas de tipos para el próximo año.

El aumentando gradual de los tipos de interés en EE.UU. en 2016 debería conducir a una apreciación del dólar estadounidense frente a casi todas las principales monedas el próximo año. Dicha apreciación será particularmente severa frente al euro, dado que la dirección de la política monetaria del Banco Central Europeo es opuesta. De hecho, desde Ebury vemos que esta divergencia llevará a que el euro termine 2015 alrededor del nivel de 1,05, para alcanzar la paridad en el segundo trimestre de 2016. Y muy previsiblemente rompería este suelo para situarse a finales del próximo ejercicio en el nivel de 0,97 dólares.

Las ganancias del dólar respecto a la libra esterlina serán más graduales, teniendo en cuenta que esperamos que Reino Unido aumente los tipos de interés alrededor del tercer trimestre de 2016. Si llevamos este análisis al plano de la economía real, el movimiento efectuado por la Fed, con la consiguiente y esperada revalorización del dólar frente al euro, constituye una buena noticia para el sector exterior español y europeo, en la medida en que las empresas exportadoras reforzarán la competitividad de sus productos en los mercados.

Sin embargo, no lo será tanto para las empresas que tienen que adquirir sus provisiones o sus equipos en terceros países, que se verán enfrentadas a la tesitura de hacer el cambio a otra divisa desde una moneda depreciada. Ello les obligará a realizar una buena planificación de pagos y cobros internacionales a corto plazo, con el fin de minimizar el riesgo aparejado a la depreciación del euro.

Asimismo, la recobrada fortaleza del dólar se dejará sentir en el precio de las materias primas, que están denominadas en esta divisa. No obstante, el punto tan deprimido del que parten los precios (el petróleo cotiza en mínimos desde 2008), hará que el posible repunte sea completamente asumible por el mercado. Otro aspecto a considerar es que muchas empresas en estos mercados emiten sus bonos en dólares, con lo que su deuda irá en aumento en este nuevo contexto de tipos. En este sentido, la debilidad de estas economías podría tener una repercusión directa en las empresas españolas que operan en países emergentes. Sin ir más lejos, las principales empresas que forman parte del IBEX generan más del 30% de sus ingresos en Latinoamérica.

En cuanto a los mercados, las bolsas ya venían descontando la subida de tipos, con lo que el impacto será limitado y el ritmo lento que se augura de cara a nuevas subidas no parece revestir por el momento grandes sobresaltos. En este campo, además, la política de tipos laxa en Europa y la debilidad del euro hacen que la inversión en renta variable continúe siendo atractiva en este lado del Atlántico.

 

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