Arancha Moretón: “El secreto profesional del periodista sirve a la labor informativa en beneficio de la sociedad”
Arancha Moretón, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, asegura que “hoy, aparecen y desaparecen las noticias y no se sigue su evolución”, a lo que añade que “la información no completa es desinformación” y, por tanto “se crean estados de opinión con flashes y falta rigor”
María Martínez García I maria.martinez@mercados21.es I Sigue al autor en @m_pinciana I 12/06/2013
Esta vallisoletana que siempre tuvo clara su vocación jurídica imparte la materia de Derecho Constitucional en la carrera de Ciencias de la Información de la Universidad de Valladolid (UVa). Especializada en Derecho de la Información, dedicó su tesina, en 2003, al secreto profesional de los periodistas en su relación con el medio de comunicación. Ahora, su tesis, titulada El secreto profesional de los periodistas: de deber ético a derecho fundamental se ha publicado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Arancha Moretón Toquero, que recibió el Premio Extraordinario de Doctorado de la UVa, cuenta también con una mención especial del Nicolás Pérez Serrano para tesis en Derecho Constitucional, concedida por unanimidad.
La temática que aborda en El secreto profesional de los periodistas: de deber ético a derecho fundamental (Centro de Estudios Políticos y Constitucionales) estaba por desarrollar …
Estaba tratada desde el punto de vista constitucional, ya que existen algunos estudios doctrinales ya un poco antiguos. Pero lo que es cierto es que el artículo 20.1 d de la Constitución Española reconoce como derecho fundamental el secreto profesional de los periodistas y no se ha desarrollado. ¿Por qué? Es la gran pregunta. Quizá en la transición no hiciera falta ese desarrollo debido a las buenas relaciones entre la prensa y los políticos, además de que los periodistas defendían entonces que la mejor ley era la que no existía porque limitaba. Ahora, en cambio, se sienten más desprotegidos y en general perciben como mucho más positiva la redacción de la normativa. Sin embargo, es un asunto complicado que no está en la agenda política. Supondría la elaboración de un Estatuto del Periodista Profesional y eso implicaría resolver cuestiones espinosas y lograr un consenso político para que pudiera llegarse a una mayoría cualificada. El caso es que me encontré con un tema en boca de todos que no tenía una clara construcción jurídico-constitucional. En el ámbito de la ética y de los códigos deontológicos desde el punto de vista periodístico sí se trataba la materia, pero estaba sin fundamentar desde el jurídico a pesar de sus enormes repercusiones. Y eso es una contradicción, pues está en la Constitución.
¿Cómo se estructura el libro?
Tiene dos partes. Su conclusión es el propio título. El secreto profesional de los periodistas es y no dejará de ser un deber ético pero hay que construirlo al margen de eso como un derecho fundamental, con consecuencias netamente jurídicas. El problema está en que la Constitución lo reconoce con carácter jurídico pero solamente se le otorga naturaleza ética. En la primera parte me detengo en donde está regulado, en qué textos, en España y en el Derecho Comparado, así como en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y lo que me encuentro es que, realmente, hasta los años 90 aparece sobre todo como un deber ético en códigos deontológicos y normas de autorregulación, e incluso en algunos libros de estilo y convenios colectivos. A continuación y a partir de la disfunción entre la forma en la que es recogido y lo que prevé nuestra Carta Magna, afronto una segunda parte que pretende ser una construcción del secreto profesional a la luz de la Constitución. Lo separo de otras formas de secreto recogidas en la legislación española para poner de manifiesto sus diferencias y propongo un modelo jurídico acorde con la Constitución. El juicio ético es complejo y por eso no puede ser solamente un deber al estilo tradicional. Es un estudio abierto a la discusión que ofrece propuestas. Creo que se ha valorado su enfoque novedoso y sugerente al poner el acento en la naturaleza jurídica y no ética de este secreto profesional y el hecho de que viene a llenar un vacío en la materia.
España fue el primer país que lo incluye en una Constitución, la de 1978, con el rango de derecho fundamental y, sin embargo, aún no tiene desarrollo normativo, como destaca.
En efecto. Suecia lo había incluido en la suya en 1949, pero como deber del periodista. Sin embargo, aquí se ha producido desde entonces un parón que es inaudito. Es un modelo, el español, que se ha exportado pese a estar, en nuestro país, sin hacer. La Constitución de la República Dominicana, por ejemplo, lo ha incluido hace poco y se cita como precedente a España… Sin embargo, en EEUU se ha desarrollado como privilegio procesal a través de las llamadas leyes escudo, a pesar de no aparecer en su Constitución. Y Francia lo ha regulado. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha aportado pautas, ya que lo ha reconocido como una facultad integrada de la libertad de información en sentido amplio y desde los años 90 ha dictado sentencias en las que lo va definiendo, pero desde el momento en que España está constitucionalizado su desarrollo no puede ser el mismo. Debemos construirlo jurídicamente.
“La prensa es guardiana de la democracia pero ha de corresponder con ética
y respeto escrupuloso”
Y, puestos a ello, ¿qué jurisprudencia existe en nuestro país?
Una muy escasa, dispar, confusa y de instancia. Se obvia y pasa por encima a menudo pero supuestos de alegación, hay. No hace mucho el director de El País fue preguntado en un juzgado por la fuente que filtró al diario los llamados ‘papeles de Bárcenas’ y existen casos de periodistas obligados a entregar la tarjeta de su cámara, algo que ante la policía y algunos jueces no es tan evidente que sea punible. El gremio ha sufrido las consecuencias negativas de haber ejercido un derecho, porque no se trata de ningún privilegio, sino que está para servir a la labor informativa que se realiza en beneficio de la sociedad.
¿Qué casos en los que se ha puesto en tela de juicio el secreto profesional de los periodistas destacaría?
Ha sido muy llamativo en EEUU el de Judith Miller, periodista que fue encarcelada por no revelar sus fuentes y, por supuesto, el del Doctor Kelly en el Reino Unido, que se suicidó porque se dio a conocer su nombre. En el conocido Watergate, la fuente no se confirmó hasta que hubo muerto. Los dos periodistas que llevaron el caso siempre callaron, pese a los rumores. Eso es ética. En España, por ejemplo, al fotoperiodista Jordi Ribot la policía le incautó la tarjeta de su cámara. Y no me resisto a dejar de mencionar el asunto Tellería, de corrupción política en el País Vasco. El periodista que publicó las informaciones fue citado por el tribunal como testigo, se negó a declarar y le amenazaron con imputarle por no colaborar con la justicia, pero según la jurisprudencia del Tribunal Europeo prevaleció el secreto profesional.
¿Cuál sería, a su juicio, una buena legislación sobre el particular?
Habría que reconocer y establecer quiénes son los sujetos que pueden acogerse a él (en el ejercicio de la profesión periodística informativa, por supuesto) y dejar fuera a bloggers o a los llamados periodistas ciudadanos pero no a un periodista freelance. También, debería definirse frente a quién se reconoce el derecho. Por último, sería necesario establecer en qué casos o en relación con qué delitos se contemplaría y hasta donde, así como si existen intereses más relevantes que la información que puedan hacerlo cesar. Sin olvidar establecer su extensión, ya que no solamente ampara al periodista, sino también a su domicilio y a su material de trabajo, a las unidades móviles… Como reconoce el Tribunal Europeo. Ahora está todo al arbitrio del juez. Además, habría que mirar al Derecho Comparado y contar con los constitucionalistas por los muchos derechos que se ven implicados y que es necesario sopesar, así como con los periodistas. El secreto profesional suele identificarse con el periodismo de investigación por su calidad y seriedad y porque normalmente investiga casos de corrupción, en cuyo caso es importantísimo. En cambio, se ve con mala prensa como patente de corso para ocultar, pero si es para mejorar la democracia, cuando se trata de periodismo serio y profesional, está totalmente justificado. En estos momentos, una razón para no regular puede ser la desconfianza hacia la profesión, por desgracia.
Pero los periodistas están muy mal valorados, según el CIS, a pesar de los escándalos que se conocen gracias a ellos y de las corruptelas que destapan…
Muchos asuntos de corrupción han salido a la luz a través de los medios. La falta de transparencia favorece este tipo de conductas. La prensa ha jugado un papel importante en la tarea de desvelarlas aunque en otro ámbito, ésta corresponde a la Fiscalía y al poder judicial. El Tribunal Europeo dice que la prensa es el perro guardián de la democracia, pero ha de corresponder con ética y respeto escrupuloso. No nos hubiéramos enterado de muchas cosas que han servido para iniciar procesos judiciales sin ella.
¿Qué porvenir augura a la profesión, inmersa en la ‘tormenta perfecta’ de la crisis económica y los nuevos modelos digitales?
No es posible vivir sin periódicos, así que se tendrá que reinventar. Pienso que el papel no desaparecerá, pero seguramente habrá que cambiar formatos, aunque no el fondo, no la seriedad ni el rigor. En Internet cualquiera puede ofrecer información y eso complica distinguir la contrastada, la profesional, elaborada con fuentes fiables y ética profesional. No obstante, aunque se navegue en la confusión, si quiere fiabilidad el internauta va la web de una empresa periodística o cabecera que vele por responsabilidad a sus trabajadores. Estamos en un momento incierto de reubicación, pero la prensa no va a desaparecer.
Y, como docente de futuros periodistas, ¿cómo percibe su presente?
Veo mucho ego con los blogs, situación precaria en los medios y desánimo. Las informaciones son muy livianas y hace falta educación, dedicación y preocupación por escribir bien. Aparecen y desaparecen las noticias, no se sigue su evolución… Y la información no completa es desinformación. Se crean estados de opinión con flashes y falta rigor. En el momento actual es mucho más importante que nunca la prensa de calidad y profesional y que no fallen los sistemas de control, aunque esté desde fuera denostada y desde dentro en revolución.
¿Seguirá profundizando en el tema?
Sí y me gustaría que los periodistas tomaran conciencia de su importancia. Me apasiona y estoy trabajando sobre el eventual traslado de esta prerrogativa a los informadores en Internet. Derecho a la Información, juicios paralelos, filtraciones son ahora objeto de mi interés. Medios y poder judicial son dos formas de control que tienen fricciones y están en evolución, por eso analizar su encaje es atrayente.
¿Cree que se reformará la Constitución a corto plazo?
Apuesto por una reforma en bloque que necesitará, claro, acuerdo político con sentido de Estado. Los grandes temas de la reforma se refieren al modelo territorial, la configuración del Senado, el orden sucesorio de la Monarquía y la integración en la UE. La Carta Magna ha servido mucho, ha sido muy útil, pero si es necesario mejorarla habrá que hacerlo. La sociedad es otra de aquella de la que surgió. El problema es que las circunstancias propicias para aprobar una reforma constitucional no son las de ahora… El momento perfecto no va llegar nunca, pero es cierto que es una cuestión pendiente que habrá que abordar.