Fran Chuan: “La innovación siempre surge de una pregunta abierta, de buscar soluciones a problemas que ya existen”- Este experto asegura que la verdadera chispa que enciende un proceso de cultura de la innovación es la curiosidad

Hablamos con Fran Chuan impulsor de la cultura de la innovación
Escritor, fundador de InnoQuotient, emprendedor e impulsor de la cultura de la innovación, Fran Chuan se considera un provocador de la innovación, en el buen sentido de la palabra, pero en ningún caso un gurú de nada. Aprovechamos su participación en el IV Encuentro Alumni de ESIC Sevilla, celebrado en la sede de la escuela con aforo completo, para hablar con él y para que nos abra los ojos de la situación del arte de la innovación en España.
¿La innovación se conoce, se practica o se sufre?
Me gusta hablar de la desmitificación de la innovación, porque en realidad es un proceso, en lugar de un momento puntual, de ese momento Eureka. Por ejemplo, lo importante de la transformación digital en la que estamos inmersos es la primera palabra transformación, que debemos poner en mayúsculas y mucho más grande que el adjetivo digital. En un mundo competitivo e innovador lo relevante es nuestra capacidad de adaptación, ya que solo sobrevive aquel que se adapta a la misma velocidad o a velocidad mayor que su entorno. Así que innovar va mucho de practicar y aprender.
Usted se empeña en hablar de Cultura de la Innovación, también en mayúsculas, ¿verdad? Permítamelo, ¿no es algo demasiado amplio, demasiado etéreo, poco concreto?
Es cierto que de Cultura de la Innovación se habla mucho, pero se practica poco. Con un ejemplo sencillo se comprenderá bien. La Cultura de la Innovación surge cuando un grupo de personas se sienten cómodas haciéndose preguntas sobre su organización con el fin de avanzar y mejorar. Y se sienten cómodas dando respuestas imaginativas a cómo dar solución a esas preguntas, para después actuar y pasar a la acción, para ponerlo en práctica. Así que, en realidad, la chispa que pone en marcha un proceso de cultura innovadora es la curiosidad. Es ese dejar volar la cabeza, ese levitar que permite que proliferen las ideas imaginativas. Los buenos líderes deben ser facilitadores y auspiciadores de este proceso.
Pero quizá por trayectoria, por formación, por entorno, por carácter o temperamento, no todos tengamos la misma predisposición a la innovación. ¿O todos tienen que innovar dentro de una empresa u organización?
Lo que te paga la nómina hoy, muy probablemente no será lo que te lo pagará mañana. Resistirnos a esta realidad es un error. Lo lógico dentro de una empresa u organización debería ser dedicar, por ejemplo, el 90% de los recursos y el tiempo a producir, un 5% a imaginar y otro 5% a experimentar con esa imaginación. Todos somos imaginativos, aunque lo expresemos de formas distintas. Unos más soñadores, otros más creativos, unos más visuales y verbales, otros más manuales y operativos. ¿Qué es lo que une a los locos y los genios? El éxito. Por ello, estimular la “locura” no debería estar mal visto. Lo malo es que hay muy pocas organizaciones dispuestas a pagar por usar nuestra capacidad de imaginación.
Entonces si convenimos que la innovación va más de proceso que de otra cosa, ¿dónde queda lo disruptivo?
Las palabras potentes nos encantan, pero también nos hacen perdernos. La disrupción es un hito, es el culmen, el logro después del viaje. E hitos disruptivos se han dado muy pocos a lo largo de la historia. Para alcanzar un objetivo mayor hay que intentarlo, hay que practicarlo, hasta aprender de ese proceso. Para que el hombre haya llegado a la Luna tres veces, hemos necesitado 36 cohetes distintos, en los que hemos ido aprendiendo poco a poco. Con cada uno de ellos hemos aprendido, hemos innovado.
Por lo que argumenta, ¿el sentido común queda invalidado para la innovación?
El sentido común mata la innovación. El sentido común es muy limitativo porque se basa en lo conocido, en el pasado. Hablar en las empresas de un Plan Estratégico de Innovación es un oxímoron en sí mismo. Lo importante es pensar en grande, actuar en pequeño. Por más que se repite este aserto, son muy pocos los que lo siguen. ¡Ah! y comunicar con muchísima humildad, para no generar resistencias. La innovación siempre surge de una pregunta abierta.
La incertidumbre ha venido para quedarse y afrontarla con mente abierta promueve la innovación
Con la pandemia la aceleración digital ha sido extraordinaria. ¿Va a suponer un antes y un después en el carácter innovador de la pyme española?
Durante la pandemia y tras ella se ha producido una polarización en la manera de actuar de las pymes. Están las que se han centrado en la tesorería y las que han levantado la mirada para observar el entorno. Son dos maneras de entender la actividad empresarial. Aquellas que levantan la mirada, lo que yo aconsejo, sin perder de vista la tesorería, y ven en la incertidumbre oportunidades, una ocasión propicia para satisfacer las mismas necesidades de forma distinta. La incertidumbre ha venido para quedarse y afrontarla con mente abierta promueve la innovación. Hay que tener en cuenta que el conocimiento y la necesidad generan tendencia, por ejemplo, podemos ver cómo se han disparado los servicios de última milla. Pero la ignorancia y la necesidad acaban creando cosas increíbles, antes inimaginables que llevan a nuevas soluciones innovadoras.
Aprovechemos su experiencia y el mundo que ya ha recorrido. ¿Cómo se encuentra el estado del arte de la innovación en España?
Estamos mejor de lo que creemos, nos gusta flagelarnos más de la cuenta. Eso no quiere decir que no tengamos que seguir mejorando. De hecho, quienes más innovan en España son las pymes, aunque aparezcan menos en los medios y tengan menos relumbrón. Las pymes innovan más que las grandes. En España confundimos la I+D (Investigación y Desarrollo) con la innovación (i) de la fórmula. Una ecuación horrorosa que no se corresponde con la realidad. La innovación no es cara, es práctica y soluciona problemas existentes, por lo tanto, no tiene nada que ver con la investigación básica o de fondo, ni con la puesta en marcha de esta investigación a precios razonables, que sería la D del desarrollo. Aunque nos parezca mentira, la ratio de mortandad y de supervivencia de las pymes españolas es razonable y no se encuentra tan lejos de los países avanzados de nuestro entorno.
Sin embargo, siempre es bueno tener grandes modelos. ¿Nos faltan líderes?
No se debe confundir empresas pilotadas por líderes innovadores con organizaciones con culturas innovadoras. Todos tenemos en mente empresas como Tesla, Google, Facebook, Apple que se encuentran en el top del reconocimiento mundial de la innovación. Pero ¿qué le está ocurriendo a Apple? Que, al desaparecer el líder innovador, la empresa como tal está perdiendo la comba con respectos a sus competidores. Que ya no es tan innovadora. Tenemos empresas centenarias que son campeonas en innovación, que tienen una auténtica cultura de la innovación y que, por eso, han perdurado en el tiempo.
Tanto trabajar por mejorar, por crecer, por desarrollarse como organización y empresa, y llega una invasión o un cambio político dramático y lo altera absolutamente todo. ¿Dónde nos refugiamos?
Es verdad que la situación económica no es precisamente la mejor, inflación mediante. En cualquier caso, las malas noticias venden mucho más que las buenas. Debemos tener un ojo en lo que está ocurriendo ahora y otro mirando a nuestro entorno. Nuestra obligación como empresa es no caer en el pesimismo, sino en continuar mejorando, siendo más ágiles, avanzando y profundizando en nuestro propósito, impactando para bien en nuestro EBITDA. Los agoreros tienen buena prensa, pero prefiero ver en lo que hemos avanzado. Compartir la innovación nos ha permitido, por ejemplo, crear una vacuna contra la COVID diez veces más rápido que las producidas hasta la fecha. Si somos objetivos, la mayoría de los indicadores económicos y sociales son mejores a escala global que décadas atrás.
Quizá sea un recurso periodístico poco original y algo manido, mea culpa. Pero no me resisto a pedirle un consejo para los emprendedores que empiezan ahora, para que no acaben perdiendo fuelle a las primeras de cambio.
Como en toda historia de amor, el día del flechazo todo es maravilloso. No podemos considerar emprendedor a cualquiera que tenga una idea y poco más. Hay que querer ejecutarla. Una idea loca puede acabar siendo una genialidad, como ya he dicho, si tiene éxito. Además, la respuesta genial que tiene éxito casi nunca es igual a la originaria. Así que mi consejo principal es que todo emprendedor contraste sus ideas con otros, con un tercero que te pueda dar un feedback objetivo. Lo mejor es no tener demasiadas respuestas, sino muchas preguntas sobre qué aporta tu idea. Y algo fundamental y básico: hay que enamorarse de los problemas o necesidades de la gente para intentar solucionarlos y la mejor forma de hacerlo es mediante el liderazgo de grupo.


