Diferentes empresas, diferentes personalidades Autor: Ignacio Campoy, director general de Formación Universitaria

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Diferentes empresas, diferentes personalidades<span class='auto-opinion'> <b style='color:#32c6ff !important'>Autor:</b> Ignacio Campoy, director general de Formación Universitaria</span>

El director general de Formación Universitaria

Es habitual que la empresa adquiera la personalidad de sus fundadores o de su CEO. Para bien o para mal, la incidencia del fundador deja huella y existen ejemplos más que conocidos de ese rastro que, cuando es positivo, perdura en el tiempo en forma de una cultura corporativa alineada, consistente y con valores y principios arraigados entre sus participantes. Tenemos ejemplos cercanos como José Cosentino, el fundador del grupo Cosentino, o el caso de Amancio Ortega de Inditex, o incluso más allá de nuestras fronteras, a Richard Branson el fundador de Virgin. Las compañías que crea son ejemplos de entidades con personalidad propia donde la influencia de su fundador en la cultura organizacional es un hecho.

La cultura de la empresa no se crea de un día para otro, y son varios los elementos que influyen de manera significativa a la hora de constituir un tipo u otro de cultura. Entre ellos, los más importantes son los fundadores, las creencias y por supuesto los valores.

Todos recordaremos a lo largo del tiempo al creador de Apple, el fallecido Steve Jobs. Su personalidad, sin duda ha dejado huella en la compañía que fundó, algo que sucede incluso sin ser conscientes, muchas veces. Los fundadores marcan no solo la personalidad de la empresa, si no que quizás, a veces, inconscientemente van a condicionar la de los profesionales que formarán parte de ella, bien por la personalidad por la que van a elegirlos o por el nivel de dirección o liderazgo que van a ejercer sobre ellos.

Hay que tener muy presente que la dominancia de la empresa es igual o parecida a la de sus fundadores y a la de su CEO, así como a la de los profesionales que trabajan en ella. Fácilmente se puede aplicar el dicho de “dime la dominancia de comportamiento de personalidad de los fundadores o de su CEO y te diré el de la empresa”.

En otras palabras según sea el comportamiento de personalidad dominante en el caso de los fundadores o CEO y te diré el de la organización, ya que los valores y las creencias, claves a la hora de conformar un tipo de empresa, siempre están implícitos en la personalidad de estos, en su estilo de liderazgo y, por tanto, son extrapolables a la propia organización. Así tenemos tantas posibles empresas como “personalidades” diferentes, las de dominancia directa, las de dominancia influyente, las seguras o estables y finalmente las de dominancia cumplidora.

Hay que tener presente que la dominancia de la empresa es igual o parecida a la de sus fundadores o CEO

Las empresas consideradas con dominancia directa se etiquetan con una palabra: exigentes. Son empresas que están claramente orientadas a las tareas, al resultado y a la competitividad. Su estilo de dirección o liderazgo es directo, pragmático, con comunicación directa, y se caracterizan por la rapidez en la toma de decisiones y en la ejecución de las tareas.

Los profesionales de estas empresas tienen totalmente asumido que las órdenes del jefe o líder son incuestionables y mantienen entre si relaciones casi exclusivamente profesionales. Para dirigir o liderar este tipo de empresas o incluso para trabajar en ellas, hay que ser consciente de que serán necesarias una series de cualidades, sin las cuales va a ser complicado sobrevivir en ellas.

Cualidades que pasan por la autoexigencia- es decir, tener la capacidad para trabajar bajo presión-;  aportar resultados, porque da igual el camino que se tome, siempre que se tenga en cuenta que hay que alcanzar el objetivo, insistiendo y persistiendo hasta conseguirlo;  ser pragmático, es decir, cuando aparezcan diferentes opciones hay que analizarlas teniendo en cuenta el objetivo que se pretende alcanzar, porque las decisiones se toman desde el punto de vista del objetivo deseable; y finalmente nada tan importante como ser disciplinado. Para evitar la dispersión y la confusión las normas deben ser acatadas, porque respetando el marco de acción tendremos siempre una referencia sobre la que actuar.

Las empresas de dominancia directa también tienen problemas, claro que sí, son entornos altamente competitivos, donde la permanente exigencia puede generar un ambiente laboral tenso, abierto a confrontaciones, incluso con dosis de toxicidad. Mantenerse a la altura puede resultar muy complicado y esto incide directamente en una alta rotación de directivos y profesionales.

Existen otros entornos profesionales caracterizados por su dinamismo y flexibilidad: son empresas optimistas, orientadas a las personas, cuyos líderes gozan de un alto poder de influencia y persuasión, porque ante todo son apasionados con su trabajo y abiertos a la comunicación. Para encajar en estas organizaciones, es deseable un elevado índice de sociabilidad, y actuar teniendo en cuenta no sólo las cualidades sino también las necesidades de las personas.

Ser afectuoso, aquí la calidez en el trabajo es un valor añadido, ser flexible o en otras palabras estar disponible en situaciones no previstas, y ser entusiasta son los tres “plus” de estas empresas, aunque obviamente también tiene que enfrentarse a sus limitaciones y debilidades. Su estilo impulsivo a la hora de actuar no prioriza las tareas orientadas al detalle, al análisis, a las comprobaciones preliminares o a la toma de precauciones. Siempre pueden mejorar en la gestión y focalización del cumplimiento de sus objetivos.

Podemos distinguir cuatro tipologías de empresas, atendiendo a su dominancia o personalidad: directas, influyentes, seguras y cumplidoras

El otro gran entorno laboral es el caracterizado por una dominancia segura o estable. Aquí se ejerce un tipo de liderazgo democrático, con un clima laboral de seguridad, tranquilidad y donde se dan altos niveles de confianza. Encajar en este tipo de empresas implica contar con una serie de cualidades para que los equipos prosperen y su trabajo fructifique. Es fundamental la conciliación y el orden, profesionales que manejen bien la diplomacia, la cordialidad y que sean capaces de ejecutar los procesos por etapas, entendiendo a la perfección cada paso.

La prudencia a la hora de planificar también es muy valorable, evitando establecer tareas en tiempos inferiores a los que se necesitan para realizarlas.

A este tipo de empresas les cuesta mucho adaptarse a las necesidades cambiantes del entorno, lo que puede afectar a su supervivencia al no ser capaces de afrontar los riesgos de los cambios imprevistos, perdiendo oportunidades y permitiendo que la competencia se anticipe por no imponer un ritmo rápido, innovador y proactivo a sus stakeholders internos y externos.

Y finalmente, las empresas con dominancia cumplidora están compuestas por profesionales para los que su máxima es realizar un trabajo impecable, exento de errores, y con el que mantener a salvo su credibilidad. Están dirigidas por profesionales rigurosos y conservadores que toman las decisiones con prudencia basándose en hechos y datos históricos. Hay una comunicación formal, con comportamientos rigurosos fundamentados en protocolos preestablecidos, con cautela y fríos emocionalmente hablando.

La mayor fortaleza con la que cuentan estas empresas es la capacidad para realizar el trabajo con protocolo y minuciosidad, lo que les permite posicionarse con un alto nivel de calidad en comparación con otras organizaciones. En este tipo de entornos los profesionales comparten cualidades clave. Es el caso de la precaución, ser precavido aquí “cotiza al alza”. Nunca se debe presentar una idea o proyecto sin que esté respaldada por una sólida, rigurosa, contrastada y fiable documentación, limitando al máximo el nivel de incertidumbre, riesgo, error o fallo.

Junto a la precaución, la organización también es un aspecto fundamental en estas empresas y, por supuesto, la precisión. Nada de generalidades, datos objetivos y concisos, olvidarse de la inútil verborrea que más que aportar confunde.

Entre las debilidades de las empresas cumplidoras se encuentra el riesgo de la parálisis por el análisis detallado de cada situación, dejando pasar en muchas ocasiones la oportunidad que se haya presentado debido a la falta de acción o reacción por temor a los riesgos. Además, les cuesta mucho innovar, ya que su estilo conservador no les deja visualizar las nuevas oportunidades. Sin aceptar el riesgo es probable que no lleguen a tiempo por su estilo de trabajo lento y su resistencia a los cambios.

En definitiva, nos encontramos con tantos posibles espacios para la convivencia en el mundo empresarial actual, que ninguno es más o mejor que otro. Tantas posibles empresas como personalidades, por eso es fundamental que analicemos muy bien el viaje que vamos a emprender juntos y elegir así la nave adecuada.

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